INADECUADA SEÑALIZACIÓN Y DETERIORO VIAS

Inadecuada señalización
En una vía de doble calzada la señalización vertical puede no ser adecuada por diferentes motivos que afectan tanto a la señalización vertical y horizontal como a la coordinación de ambas.
La ausencia o el exceso de señales verticales es una deficiencia, así como que estas estén situadas de manera que no sean fácilmente visibles, que no sean visibles claramente durante la noche o que no sean creíbles o fácilmente comprensibles por los conductores. Estas situaciones se pueden dar por una falta de mantenimiento que provoque el crecimiento de vegetación que reduzca la visibilidad de las señales, o la pérdida de sus cualidades retrorreflectantes.
La inexistencia de marcas viales, que pueden haber desaparecido tras un largo periodo sin ser pintadas, o no haber existido nunca, también constituye una situación de señalización inadecuada.
La falta de coordinación entre señalización vertical y horizontal también es una deficiencia de señalización que tiene incidencia directa en la seguridad vial.
Implicaciones en la seguridad vial:
Una señalización vertical no visible por parte de los conductores puede provocar que estos no adviertan el mensaje de advertencia o indicación de velocidad que recoge la señal y por tanto no adapten su conducción a las necesidades de la vía. Esta misma situación se da durante la noche si las señales no son visibles en ese periodo, o si el mensaje recogido en estas no es comprensible por parte de los conductores. Lo mismo ocurre con la ausencia de señales en tramos en los que serían necesarias.
Por su parte, un exceso de señalización puede ofrecer al usuario más información de la que es capaz de asimilar por lo que se puede dar la situación de que los conductores no perciban mensajes realmente importantes por centrar su atención en otros mensajes redundantes e innecesarios.
Si las señales verticales no son creíbles por parte de los usuarios, ya que no se adecúan a la situación real de la carretera, los conductores dejarán de confiar en la señalización vertical, haciendo caso omiso de esta, aumentando la probabilidad de accidente en los tramos posteriores en los que la señalización si es adecuada a la situación real de la vía.
La ausencia de marcas viales disminuye la capacidad del conductor de mantener la posición correcta con respecto a las márgenes y a los carriles. Además, aumenta el riesgo de que los conductores opten por una mayor velocidad puesto que no son capaces de percibir la curvatura de la parte circular, pudiendo frenar repentinamente.
La falta de coordinación entre la señalización vertical y horizontal ofrece al conductor un mensaje contradictorio que le generará confusión, pudiendo este optar por ejecutar la maniobra equivocada.
DETERIORO VIAL



El deficiente estado de la malla vial es un problema que se ha ido posponiendo de gobierno municipal en gobierno municipal, a lo largo de las últimas seis o siete administraciones. Cada alcalde destina una partida para reparchear y, si es necesario, reconstruir el pavimento en las zonas céntricas y en las de más movimiento y el resto del problema lo deja a la siguiente administración. A su vez, el siguiente mandatario municipal pospone el asunto una vez más. El resultado de ello es que el deterioro de la malla vial es de tal proporción que es hoy uno de los más graves problemas de la ciudad.
El asunto llegó a un punto tal que un amplio porcentaje del pavimento de la ciudad exige un plan de recuperación. Hay barrios donde casi todo el pavimento está en pésimas condiciones y es causa de problemas de la más diversa índole.
Preocupa a las autoridades municipales la congestión de vehículos en las vías y lo lento que es el movilizarse en la Bucaramanga actual. Buena parte de tal problema es causado por el mal estado del pavimento en las vías vehiculares.
Los huecos y baches en el pavimento hacen difícil el transitar, generan daños en los automotores, son la causa eficiente de accidentes automovilísticos. Ello está ante los ojos de todos. Debemos debatir cómo solucionar el problema.
Otra arista del problema es la mala fe de más de un contratista de obras públicas. Repavimentaciones cuya vida útil se espera que sea de cerca de 12 años, muestran agudo deterioro a los 6 o 7 años de vida. ¿Qué pasa con las auditorías de tales obras de ingeniería? Al respecto es saludable abrir un amplio debate en la ciudad pues el dinero que se destina para tales obras es producto de impuestos.
Es sano que la ciudadanía y las fuerzas vivas de la ciudad sepan qué porcentaje de la deteriorada malla vial será recuperada en la actual administración municipal. No está lejos la campaña electoral para alcaldías. Este es uno de los temas que debe ser materia de propuestas y los candidatos que llegue a haber deben comprometerse con una política clara a este respecto.
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